¿Cuál es el precio justo de Tavares?

Ya lo siento, pero estamos de regreso al monotema, a la estrategia de renovaciones del Madrid de cara al próximo curso. Hoy para hablar del precio justo, y para eso partiremos de una idea: que los jugadores no son fotografías estáticas, y tampoco debería serlo su valor.

Primero evolucionan, es decir, mejoran cuando son jóvenes. El físico, el tiro, el conocimiento del juego, etc. Después de la formación llega el prime, o madurez, que dura varios años, los de mayor rendimiento, para finalmente entrar en declive, pronunciado o tendido, antes o después, según el caso.

No siempre es fácil distinguir estas fases porque no hay letreros luminosos en la carretera del general manager, ni una norma que aplique a todos los casos. En términos generales diríamos que ningún jugador alcanza su prime antes de los 25 años ni el declive antes de los 30, pero es un baremo demasiado amplio para guiar decisiones directivas. Anticiparse y reconocer las etapas resulta clave para acertar y pagar el precio justo, y así optimizar la masa salarial.

Lo que sí podemos establecer es que el valor máximo de un jugador, aplicando esa lógica, debería ser al comienzo de su prime, en su pico de desarrollo físico y técnico pero lejos todavía del declive.

Esto nos lleva a la pregunta que os planteo hoy, que consideraría literalmente blasfemia hace solo un año pero que creo pertinente. ¿Hemos visto ya el mejor baloncesto de Tavares? Tiene 32 años y está negociando el que seguramente sea el último gran contrato de su carrera, para el que lógicamente trata de capitalizar su nivel(azo) del último lustro, como mejor jugador del Madrid y diría que segundo mejor de toda la Euroliga, solo por detrás de Micic.

Para su desgracia los fichajes y renovaciones funcionan un poco como la Bolsa, aunque incluso a los propios directivos les cueste a veces asumirlo. Ahí tenemos como ejemplo la renovación por dos temporadas garantizadas a Causeur, con 35 palos y porque cuajó una buena final ACB… La cotización de mercado de las empresas, su acción, tiene poco que ver con su volumen de ventas pasado o presente y mucho más que ver con la expectativa de rendimiento a futuro. ¿Y cuál es la de Tavares?

Aquel que espere una opinión categórica de este artículo saldrá decepcionado, yo mismo no tengo claro si el caboverdiano atraviesa simplemente un largo valle de juego o estamos ante el comienzo de su declive. Pero sí creo que merece la pena que la sección se plantee la pregunta sin líneas rojas, porque la respuesta tiene ramificaciones en decisiones tectónicas.

Más pérdidas que tapones

Llevamos siete meses de temporada, una muestra suficiente, y aún no hemos visto a Tavares al nivel de campañas previas, al contrario, está lento y errático. Promedia en Euroliga más pérdidas (1.8) que tapones (1.4). La velocidad de reacción es clave en las ayudas defensivas, el factor diferencial de su juego, y una décima de segundo tarde convierte un matamoscas en un mero abanico.  Tampoco ayuda la comparación con su compañero de puesto, Poirier, en su temporada más redonda

Además, Tavares no ha sufrido lesiones particularmente graves que expliquen el bajón, más allá de las tres semanas que se perdió a comienzo de 2024 por un problema de tobillo. Sabemos que es diésel y le lleva más tiempo coger la forma, pero es que estamos ya en abril, señores. De mi experiencia siguiendo baloncesto, los jugadores muy muy altos tienen mayor propensión a problemas físicos y por ende a carreras cortas, si bien nunca habíamos visto en Europa hasta la fecha una torre tan proporcionada y musculada como Edy, con esa ética de trabajo espartana.

Tavares a este nivel sigue siendo un jugador valioso en cualquier rotación, aristocracia europea… la cuestión es que no domina, no marca diferencias. Al menos no en lo que va de curso, salvo a cuentagotas. Y claro, cuando aspiras a un contrato de medio-largo plazo con una subida de sueldo como del 50%, es normal que tu empleador se lo piense dos y tres veces. La masa salarial no es infinita y cada euro de más que se firme a Edy (si se firma) será de menos para otros fichajes o renovaciones en la plantilla.

Romper el cerdito

La estrategia inicial del Madrid era dar prioridad absoluta a la continuidad de Tavares, jugador franquicia junto a Campazzo. Su renovación sería la operación que condicionaría el resto, la única que merece la pena un esfuerzo extra, rompiendo las escalas salariales. Una estrategia lógica al inicio de las negociaciones, hace casi un año, con Edy dominador. Pero, ¿y ahora? Según las informaciones que llegan a cuentagotas de fuentes más o menos fiables, el jugador aspira un salario top3 en Euroliga, que supondría el mayor contrato en la historia de la sección. En el barrio de los 2.5-3M netos anuales, cifras a las que todavía no ha llegado el Madrid, aunque ya habría roto con su última oferta el límite de 1.8M netos (los que cobra Facu). Me parece razonable dudar.

El retraso y sobreprecio de la renovación por ahora no consumada de Tavares supone necesariamente un hándicap para la renovación de las otras dos piezas clave que acaban contrato, Poirier y Hezonja, ambos más jóvenes, el segundo diría que al comienzo de su prime. El club desconoce de cuánto dinero dispone exactamente para esas operaciones hasta saber si cuenta o no con Edy, y a qué precio. Surgen así preguntas pertinentes como: ¿hasta dónde pujar por Tavares? ¿por quién merece la pena romper el cerdito?

De Yabusele y los prejuicios

Hace algunos años mi amigo Domingo, al que mando un saludo, me recomendó el libro ‘Deshaciendo Errores’, de Michael Lewis, el mismo autor de Moneyball. Entre otros temas aborda los sesgos cognitivos, es decir, cómo los prejuicios condicionan nuestra percepción y en última instancia nuestra toma de decisiones. El primer capítulo se llama ‘Las tetas de Marc Gasol’ y explica cómo los general managers de la NBA dejaron caer al pívot español hasta el puesto 48 del draft por puro prejuicio: “es que tiene tetas”, se decía con sorna en los corrillos… Fue tres veces allstar.

Esto viene a colación de una idea que me ronda desde hace un par de semanas. ¿Puede que la fascinación estética por Hezonja esté distorsionando nuestra percepción sobre Yabusele, con quien comparte en buena medida puesto? ¿Puede que los árboles no nos estén dejando ver el bosque? En este caso, los árboles serían las medias vueltas en suspensión de Mario y su papel en la pasada Final Four, como ala pívot titular. Me consta que parte de la parroquia ha encontrado en el croata el sustituto emocional de Carroll como favorito de la plantilla. No es un calco táctico pero sí un anotador exterior ortodoxo, un perfil muy vistoso para el espectador medio.

Cada cual tiene sus fetiches, perfectamente respetables y que no atienden a razones lógicas. Yo soy el primero cuyo jugador favorito de la plantilla es Hezonja, aquel del que me compraría la camiseta. Pero si debatimos sobre el bosque, las renovaciones y la gestión de la masa salarial, es decir, sobre las decisiones directivas estratégicas que afronta la sección en los próximos meses, debería primar la lógica y no la predilección estética.

Y la lógica fría nos dice que la eventual pérdida de Mario en verano sería un golpe, no lo vamos a negar, un jugador top europeo y encima cupo nacional. Pero un golpe asumible dados los recursos de la plantilla. Deck habita los mismos puestos y tiene contrato hasta 2028. Y Musa, con un perfil diferente, ha jugado casi toda su carrera como alero.

Pico de forma

Aunque el puesto en el que Hezonja ha brillado particularmente en el último año es el de alapívot, y en ese Yabusele le está pasando por la derecha en las últimas semanas, tanto en minutos como en rendimiento. Por eso me detengo hoy en el galo, el jugador más en forma del roster, y cuyo pico de rendimiento creo que estamos pasando un poco por alto, y de paso el mensaje que envía de cara a la gestión de renovaciones. En los últimos cuatro partidos, incluidos semifinal y final de Copa más Panathinaikos, promedia 16.2 puntos, 71% en tiros de campo y 22 de valoración.

Lo de subestimar o minimizar la aportación de Yabusele tampoco es que sea nuevo. En los últimos diez meses se han escuchado críticas un poco injustas, algunas desde esta tribuna, lo reconozco. Críticas, por ejemplo, mezclando casualidad y causalidad, como que el equipo es mejor sin él, por aquello de que no participó del pico de forma colectivo de noviembre-diciembre (rotura parcial de ligamento). ¿Y qué? Poirier y Deck tampoco participaron del ‘mayo mágico’ de la Undécima y nadie pone en duda su valía.

¿Y por qué se le tiende a hacer de menos? Las tetas de Marc Gasol son la llave de judo a Exum en el caso de Yabusele. Quién quiere elogiar a un ‘exconvicto’, ¿verdad? Pero, oiga, es que aquello es pasado, manque pese a los anti. Ya se disculpó por esa acción y cumplió sanción, teniendo que ver de chándal a su equipo levantar la Undécima. Por cierto, tengo la impresión de que aquel episodio le hizo ver las orejas al lobo y crecer emocionalmente como jugador. La importancia de controlar impulsos y bajar pulsaciones, de centrarse en el juego y eludir batallas paralelas. En lo que va de temporada no le recuerdo el más mínimo gesto o acción fea, que alguna dejó en sus años previos

Lagunas atrás

Incidente Exum al margen, a los más cafeteros Yabusele ponía nervioso por sus lagunas atrás, por su escasa solidaridad en ayudas o su dejadez en el rebote defensivo. Un grupo en el que, de nuevo, me incluyo. O incluía, porque desde su regreso en enero, muy mejorado físicamente, todo sea dicho, ha pulido sensiblemente su desempeño en este segmento, hasta unos niveles perfectamente homologables. A los parciales del equipo en sus minutos en pista me remito: +16 de media en los últimos cuatro partidos.

Por último está el puro prejuicio estético, el más irracional. Esa relación inconsciente por la que tendemos a vincular el jugar bonito con jugar mejor. Yabusele, comparado con Hezonja, tiene un estilo aparentemente más tosco y una mecánica de tiro menos académica. Ahora bien, si volvemos a Moneyball y miramos los números en frío, resulta que acredita un 48.3% en triples este curso entre todas las competiciones (44/91) y promedia más valoración que Mario en Euroliga (13.6 a 12.7).

Este pico de forma debería abrirnos un poco los ojos para rebajar el nivel de drama y dejar de plantear la ecuación de Hezonja en términos de renovación o barbarie. No hay cinco alapívots en Europa mejores que un Yabusele medio en forma. Aparquemos prejuicios y valoremos un poco más lo que ya tenemos en casa.

El Madrid se fija en Núñez: motivos y condiciones para el regreso del hijo pródigo

Las renovaciones son el tema por excelencia este curso en la parroquia blanca, pero si varios van a salir, y van a salir, sea por retirada o falta de acuerdo, alguien tendrá que llegar. Tras el rumor del supuesto interés del Madrid en Jaime Pradilla, parece que con escaso fundamento, surge un nombre bastante más lógico y por tanto creíble, el de Juan Núñez, que publicó el domingo J. Maestro en Encestando. Una opción supeditada a salidas en la plantilla y al draft. Vamos a desgranarlo…

A propósito de la NBA, leo a muchos sobre Núñez repetir el despectivo y ya clásico “no tiene nivel». Y no, señores, es que la NBA no funciona así. Sacudámonos de una vez el complejo de Mr Marshall. A efectos del draft, el nivel presente de los jugadores sencillamente no importa, su valor reside en el potencial. El techo. Las franquicias en el draft no quieren a las estrellas de la Euroliga sino a los lechones del baloncesto europeo. Y cuanto más lechones mejor, 19 años a poder ser, la edad mínima, libres de los vicios FIBA.

La mayoría de proyecciones para el próximo draft (26 junio) sitúan a Núñez en primera ronda. En vagón de cola (puestos del 20 al 30), pero en primera ronda, que ya implica contrato garantizado. En concreto, y según las escalas salariales de los rookies, un puesto al final de la primera ronda significa unos siete millones en tres temporadas, brutos en fiscalidad USA. Cifra sensiblemente por encima de la que gana un base reserva Euroliga.

Podemos debatir sobre las perspectivas deportivas de JN en la NBA, donde la figura del base director ha caído en desuso. De si tendría minutos, de su tiro y su físico, de si acabaría en la liga de desarrollo, etc. Pero económicamente no hay debate: si Núñez sale elegido en 1ª ronda del draft es un win-win. Y el dinero es una motivación tan digna como cualquier otra, aunque nos guste dar lecciones desde el sofá de casa. Núñez tendría mucho que ganar y casi nada que perder probando suerte en USA. Su peor escenario sería volver a Europa con 22-23 años, 7M bajo el brazo y quizá hasta pensión asegurada.

¿Y cómo de probable es que Núñez se presente al draft? Pues es una pregunta clave en este punto, y de entrada pensaría que bastante probable. Si recordáis, su marcha del Madrid en 2022 tuvo mucho que ver con su deseo de dejarse la puerta entreabierta a probar suerte en la NBA en un futuro. Acababa contrato y el club le ofreció renovar con un salario competitivo, pero también con una cláusula elevada, como es política de la casa. Y el jugador dio un volantazo, asesorado por un nuevo agente, y puso rumbo a Ulm, en busca de minutos Eurocup para crecer y una cláusula bajita que no condicionase movimientos posteriores. Decisiones que nos hablan ya de un interés de partida en intentarlo en EEUU. A eso, sumémosle que ya se pudo presentar al draft el año pasado, que cumplía la edad mínima, pero se guardó la bala, suponemos que para ir con más garantías en 2024.

¿Y el Madrid?

El RM entra en escena si Núñez pospone presentarse al draft, si desiste de la idea o si se presenta y cae a la segunda ronda, que quedan todavía cuatro meses y los puestos medios-bajos oscilan bastante. Dado el caso de seguir en Europa, el paso lógico parece el salto a la Euroliga, que la Eurocup se le empieza a quedar pequeña. Y el Madrid ahí tendría una posición bastante favorable, si es que de verdad tiene interés en su fichaje.

A Núñez le queda todavía otro año de contrato en Alemania pero la cláusula, como hemos dicho, es asequible. Además, el club conserva el derecho de tanteo en ACB, el mercado donde Núñez tiene mayor valor por su condición de cupo nacional. El RM retendría al jugador igualando cualquier propuesta y se antoja difícil que el Valencia (al parecer también interesado) pueda presentar una oferta fuera del alcance blanco.

¿Y dónde y cómo encaja JN en el Madrid? Pues en el contexto de la pérdida de cupos nacionales de rotación este verano. Rudy apunta claramente a retirada y la renovación de Mario se antoja difícil. Además, tampoco se descarta la retirada de Chacho, que acaba contrato en junio con 38 años. Esta última es la posible salida que más influye en la operación Núñez, puesto que su rol lógico sería el de Chacho, base reserva. Por detrás de Campazzo, un base titular con galones del que aprender y que le libere de presión en su (re)debut Euroliga. Como alternativa, Núñez podría regresar a Madrid como tercer base y el club mandar cedido a Alocén, pero dudo que a ninguno de los dos les interese ese escenario, y sin su luz verde no se hace.

JN encaja en el plan blanco también desde un punto de vista económico, en el contexto de los equilibrismos que se están haciendo para encajar las renovaciones en la masa salarial disponible. Sería un fichaje de coste moderado, tanto por cláusula como por salario, tanto en comparación con Chacho (al que sustituiría) como, sobre todo, en comparación con otras alternativas de mercado con nivel reserva en contender Euroliga.

Deportivamente, si la operación se concretase, que aún le queda, habría que tener paciencia con el jugador, asumir a corto plazo una cierta pérdida de nivel respecto a Chacho, y verlo como una inversión a medio plazo. «Te quiero, no tanto por lo que eres sino por lo que puedes llegar a ser». Núñez es hoy bastante mejor jugador que cuando se marchó del club. Ha evolucionado en sus dos temporadas en Alemania y dejó destellos muy interesantes con España el pasado verano. Promedia 10 puntos, 6 asistencias y 15 de valoración en Eurocup. Aún así, paciencia, Roma no se construyó en un día. JN tiene 20 años y a esa edad eres irremediablemente un pipiolo en Euroliga.

Al margen de que sea cupo, asequible y canterano, hay un motivo por el que cuadra la operación, y es que tácticamente Núñez encaja como un guante. Los sistemas del Madrid y la configuración de plantilla piden a gritos un perfil de base de mucho talento generador, capacidad de habilitar a otros en estático, en particular a los pívots en situaciones de 2×2. A Núñez le queda pulir bastante el físico y el tiro, pero tiene ese talento, dibuja pases donde la mayoría ve solo un bosque de brazos. El tipo de talento que no se entrena, por eso escasea y está tan cotizado. Y ese mejor reclutarlo cuanto antes, en este caso repatriarlo.

El reprise de la Chusoneta: así fue la reconquista de la Copa

La Copa del Rey regresa a las vitrinas blancas después de tres años de sequía. Y con ella da continuidad el Madrid a su temporada redonda, líder en solitario por partida doble y campeón de todo lo jugado hasta la fecha (Supercopa y Copa). Un título, de paso, para despejar dudas de los agoreros y antichusistas, que increíblemente aún quedan, y no pocos, que corrieron a ver un patrón en las derrotas puntuales de enero y febrero, el comienzo de un declive. Y no, simplemente el equipo había bajado de marcha, economía de esfuerzo. Se relajó un poco y notó las lesiones, los avatares propios de este calendario disparatado. Y por el camino la Chusoneta perdió la imbatibilidad, se volvió terrenal. Tan mal nos había acostumbrado, que a algunos les parecía casi intolerable ganar ‘solo’ el 75% de los partidos sufriendo a veces.

Llegó Málaga y con título en juego el Madrid subió de marcha, despejó las posibles dudas de un plumazo: será terrenal pero también el mejor equipo del continente, lo es desde hace ya unos cuantos meses. Como prueba la propia Copa del Rey, la paliza al Valencia en semis y la victoria en la final, en duelo de poder a poder contra una versión muy seria del segundo clasificado de la Euroliga.

Whatever works

Una final, desde la perspectiva blanca, marcada por la estrategia de Chus Mateo, diría que un poco sorprendente, porque no lo habíamos visto antes, de reducir la rotación a su mínima expresión. Una heterodoxia con premio, que las finales están para ganarlas, no son territorio para el equilibrismo de egos y el buenismo. Para eso tiene ya muchos partidos el calendario. Tavares y Mario, dos de los referentes del equipo, se quedaron en minutajes bajitos (17 y 11, respectivamente). Y las cuatro viejas glorias directamente ni pisaron la pista en la segunda mitad, a excepción del minuto final de la basura en que compareció Llull.

Esta versión tan noventera y balcánica de Chus recuerda un poco a la de la Final Four, de 40 minutos en zona, whathever works. Claro que aquel tenía mucho de recurso desesperado, que estaba el equipo en cuadro por las bajas. Sea como fuere, CM debió sentir que el quinteto con Facu, Musa, Deck, Yabu y Poirier hizo click. Le estaba funcionando, adaptó sobre la marcha el plan de partido y lo mantuvo en pista más de lo previsto. Se la jugó y le salió bien. Se cascaron la segunda parte casi entera y acabaron abrasando al Barca. La química que surgió entre ellos pudo más que el cansancio.

Si alguien se ofende por este reparto de minutos, honestamente, que coma ajos, que la 29ª está en casa. Muchos están señalando a Hezonja, seguramente menos participativo que en otras celebraciones. Se retiró el primero al vestuario, en cuanto recibió el título, y declinó hablar con prensa (Ajero).

En un vídeo que ha publicado Movistar aparece nervioso en el vestuario, hablando con el utillero, cabreado porque sus compañeros sigan celebrando el título con sus familias en el parqué. Se le escucha algo como: «Hemos venido, hemos hecho lo que teníamos que hacer y nos vamos a casa. ¿Es que nadie quiere ir a Madrid? ¿Qué hacen, dónde están?».

Por otro lado, esto me cuenta por Twitter un usuario que asistió en directo a la final: «(Mario) estuvo a punto de llorar del cabreo que tenía. Cuando Herreros intentó hablar con el (después de intentarlo varios compañeros y responsables) movió la cabeza negando y hablándole muy enfadado. Su pareja (la de Mario) le dio la gorra de campeones a un utillero»

A la hora que actualizo este post, 15:37h del lunes, aún no ha publicado absolutamente nada en sus redes sociales sobre el título. Sorprendente siendo el jugador más activo y prolífico de todo el equipo en Instagram y Twitter, que le suele faltar tiempo para compartir stories a cholón tras cada partido.

La mejor versión de Yabusele

El reparto de minutos en la final es una excepción y no la norma, Hezonja es de los que más juega y de más tiros dispone habitualmente. Seguro que hubiese preferido disponer de más tiempo en pista, máxime cuando rayó a gran nivel en lo poco que jugó. Pero tampoco es ningún niño caprichoso, como algunos insisten en caricaturizarle desde su etapa en el Barca. Ha madurado, ya demostró bastante paciencia el año pasado, hasta que Chus encontró un rol para él. Es un profesional con experiencia como para entender que el equipo está por encima de los jugadores y que las finales están para ganarlas. No seamos simplistas: si finalmente no renueva, que está por ver, no será por el minutaje en la Copa sino porque quiere mucho a Panathinaikos y le ofrezca más.

Su banquillazo responde estrictamente a la estupenda actuación de Yabusele y Deck, con los que comparte puesto. Es el riesgo propio de habitar una plantilla de tanto lustre. Del argentino podíamos esperar minutada y rendimiento: perezoso en fase regular pero el primero al toque de corneta cuando se acercan los títulos. En concreto resultó clave en los minutos más delicados, cuando el FCB amenazaba pelota de break.

Sorprende algo más lo de Yabusele. No contaba mucho, lo confieso, con esta versión tan consistente, seleccionando sus tiros con esta responsabilidad (5/7), tan comprometido en defensa y rebote (9). Uno de sus mejores partidos en el Madrid hasta la fecha, sino el mejor, me da igual lo que diga la estadística. Deberíamos ir enterrando el relato de que resta al equipo más de lo que suma. Tiene días mejores y peores, pero el potencial es evidente y en la final de Copa lo demostró. Diría que el jugador que sale más reforzado.

Porque Poirier no necesita ningún refuerzo, su temporada es de sobresaliente y la Copa del Rey la consecuencia. Campazzo firmó un gran torneo, clave el jueves contra Murcia y sostén de la generación desde bote. Pero el MVP era para mí Poirier. El más valorado esta semana (22.3 de media) y de largo el mejor de la final (32). Está finísimo, llega a todo en ambos aros. Contuvo la producción de Vesely (cuyo tiro de media distancia es un martirio para Tavares) y se comió a Hernangómez cuando coincidieron en pista. Informaba Encestando hace unos días de que el Madrid ya ha iniciado contactos para su renovación y que hay «optimismo», que el jugador galo parece «receptivo». Solo digo: dense prisa.

La enseñanza que saco de esta Copa es que confiemos un poco más en el proyecto y en Chus e hiperventilemos un poco menos con cada derrota en fase regular. Mientras el Madrid mantenga bloque y la salud respete, los títulos van a seguir cayendo como fruta madura. No todos, pero no pocos. Disfrutémoslo mientras dure y valorémoslo como merece.

El peaje de la saturación de calendario

Hemos escuchado a entrenadores, directivos y jugadores quejarse de la saturación del calendario desde hace algunos años, cada vez con más insistencia, según aumenta el número de partidos entre los retoques de formato y la descoordinación Euroliga-FIBA. Lo de esta última Navidad ha sido un despropósito, con encuentros en Goya el día de Nochevieja (¡!) y el 5 de enero por la tarde, a la hora de la cabalgata de Reyes.

Echemos la vista atrás. El cambio en 2016 de un formato Euroliga con top16 a otro con fase regular de todos contra todos añadió de una tacada 10 partidos al calendario. Este año se instaura el play-in y el que viene podrían entrar dos nuevos equipos (= 4 partidos más). Como veis, todo es sumar, una huida hacia adelante. Estamos copiando los errores de la NBA, que han llevado a que la fase regular y los playoffs parezcan casi deportes distintos.

La temporada de un Madrid ronda ahora los 90 partidos oficiales al año. Por comparar, el equipo de fútbol juega unos 55-60. Como aficionado que consume el baloncesto como entretenimiento, como quien abre Netflix, uno escucha las quejas de jugadores y entrenadores desde cierta distancia. Empatiza con su preocupación por lesiones y su deseo de una mínima conciliación familiar, pero ni les conocemos en persona ni deja de ser un sacrificio bien retribuido.

Efectos secundarios

Aunque bien pensado, y esta es la reflexión que os quería traer hoy, a los aficionados sí que nos afecta también esa saturación de calendario, porque repercute directamente en la calidad e interés del producto que consumimos. ¿Cómo se mantiene la tensión competitiva y la atención de la audiencia con 68 partidos de fase regular con tan poco en juego? El valor del resultado se diluye. Una derrota es compensada a las 48h por una victoria, y viceversa, y ninguna de las dos importa en verdad demasiado para el objetivo último (el título). Lo que queda es el highlight, el meme y el hito estadístico, aquello que cabe en un reel de Instagram o en los 280 caracteres de un tweet.

Las estrellas descansan o juegan a medio gas muchos partidos. sencillamente no se puede ir en sexta marcha durante nueve meses. Sin quitar mérito a Murcia o Granca, que están haciendo temporadones, mirad la intensidad y el hambre con que compareció el Madrid en sus pistas en los recientes duelos. De turismo hasta la Copa… La acumulación de partidos aumenta el cansancio y el riesgo de lesiones musculares, y los equipos se adaptan configurando plantillas largas y dosificando esfuerzos, sobre todo si juegan dos competiciones. El campeón no suele ser el mejor durante el año sino el contender que se libra de lesiones en mayo-junio y mejor gestiona los picos de forma. Un juego tanto o más de supervivencia que de excelencia. ¿Es esto lo que queremos?

Llegado a cierto punto, que creo que ya hemos cruzado, más partidos no hacen más afición sino casi lo contrario. Me refiero a los efectos secundarios del calendario, como la confusión e incluso desconexión en el aficionado irregular, que numéricamente es el mayoritario. O sea, mi padre, con 70 palos y bastante tiempo, que no es un freak como yo, e igual te ve baloncesto que fútbol o tenis, y de ninguno se sabe el horario al dedillo.

«Papá, ¿verás luego el partido?»
«¿Qué partido?»
«El del RM, que juega Euroliga en Milán»
«No sabía que jugaban hoy. Pero si estamos a martes…»

Como comenta Vicente Solano en Twitter: «El ritmo del calendario es insostenible. Incluso a los muy cafeteros nos cuesta seguir las jornadas dobles y compaginar con ocupaciones y otros hobbies. A veces agota tanto partido y no se disfruta igual».

Será que ahora soy padre de dos bebés y no me sobra el tiempo, pero cada vez le veo menos sentido a esta vorágine, y para colmo Euroliga planea seguir añadiendo partidos alegremente, como quien vende libros al peso. No hace falta un gurú con MBA para intuir que dosificar el producto ayudaría a generar expectación y ponerlo en valor, el viejo principio de menos es más.

La verdadera amenaza es Dubai

Cuantas más vueltas le doy más claro lo tengo: la principal amenaza del Madrid para renovar su columna vertebral de jugadores este verano (Edy, Mario, Musa, etc) no viene en realidad de Europa sino de Oriente Medio. De la posibilidad, todavía por confirmar, de que un club de Dubai pueda disputar la Euroliga la temporada que viene. “El porcentaje de que entre ya la próxima campaña es de un 50%”, ha explicado recientemente el CEO de la Euroliga, P. Motiejunas.

Un equipo que todavía no existe (¡!) y, dado el caso, tendría que construirse de cero en unos meses, incluida la plantilla al completo, suponemos que con gran disponibilidad presupuestaria. Un nuevo actor en mercado, con dinero fresco y sin cargas contractuales previas (que no es un factor desdeñable, como sabemos en Madrid). Precisamente el año en que varios de los mejores agentes libres de la competición serán jugadores del RM.

No me gusta la opción de una franquicia dubaití en la Euroliga. No por una cuestión religiosa o geográfica, al fin y al cabo la competición ya tiene equipos asentados en países de mayoría musulmana (Turquía) o radicados en Oriente Medio (Maccabi). No me gusta por el mensaje que envía, de que literalmente todo está en venta, hasta el propio sistema de competición, que es el corazón mismo de cualquier torneo deportivo. El contrato con el aficionado. Si lo enunciamos en abstracto, como concepto, es que resulta vejatorio: asignar plaza garantizada en la segunda mejor liga de basket del planeta a un club que ni siquiera existe aún, sin jugadores ni masa social, en un país sin la más mínima afición por ese deporte.

Pero además, incluso desde un punto de vista puramente mercantil, ya me parecería un error estratégico: conceder una plaza es demasiada contraprestación por un patrocinio. Mercadeo nivel liga de barrio, de tenemos que alinear al hijo del pollero porque este año su padre paga las camisetas.

‘Calderilla’ en comparación

No está la Euroliga tan rematadamente mal como para una medida tan desesperada y cortoplacista. Ni que la liga china o australiana amenazasen su status de 2ª mejor competición del baloncesto mundial, y con ello su atractivo como destino preferente del talento fuera de la NBA. Lo sé, los clubes son deficitarios, pero lo llevan siendo años y lo van a seguir siendo aunque entren petroldólares, que tampoco serían tantos. Calderilla comparada con la inversión árabe en tenis o golf, de fútbol ni hablamos. Cada uno de los 13 clubes Euroliga con licencia A recibiría anualmente un millón de euros extra en concepto de bonus durante las próximas cinco temporadas.

Para comparar magnitudes, un Madrid o un Barca palman anualmente más de 20M de media en su sección de basket. Un millón extra de ingresos no les cambiaría la vida en absoluto. Sobre todo cuando seguramente esa cifra ni siquiera cubra la inflación de mercado que traería aparejada la nueva franquicia dubaití. ¿O acaso no habíais reparado en eso? Un nuevo actor en mercado significa mayor demanda y un aumento de precios, en este caso de los jugadores, sus salarios. Como si no estuviesen ya suficientemente inflados.

Y cuando andas como el Madrid, haciendo contorsionismo presupuestario para encajar las renovaciones en la masa salarial disponible, cualquier elemento que altere el ecosistema, como lo sería Dubai, puede marcar diferencias. Porque el resto de clubes son rivales de mercado más o menos conocidos, sabes por dónde te pueden venir. Panathinaikos, por ejemplo, que tanto da que hablar, ya hizo la gran inversión el verano pasado, que está dando sus ciertos frutos, y cuesta imaginar que vuelvan a romper el cerdito este verano, o al menos en esos parámetros. Ni lo necesita ni seguramente tenga tanto pulmón financiero.

Las cifras de la operación Hezonja, que seguro intentarán, están condicionadas por el lastre del contrato de Juancho en el mismo puesto. Pero, claro, es que Dubai no carga lastres, parte de cero y podría romper la banca, particularmente por una estrella, la cara visible de la franquicia. Ese tipo de fichaje, sobreprecio mediante, que les sirva de tarjeta de presentación y genere efecto arrastre, ayudando a reclutar a otros jugadores. Solo se me ocurren cuatro agentes libres este verano en la Euroliga con ese nivel / estatus, y dos visten de blanco Edy, Mario, Larkin y Mike James.