Al César lo que es del César

9 partidos oficiales después, el proyecto Messina cobra forma. Los plazos se acortan. El Madrid defiende bien, y mejor que lo hará. Pero más sorprende el ataque. De Messina esperábamos marcadores pírricos e insufribles ataques a 24 segundos. Pues no. El Madrid ya exhibe una notable fluidez ofensiva, amparada en una generosa circulación de balón por el perímetro.
Y puestos a reconocer méritos a Messina, repasemos sus fichajes, tan criticados desde este blog. Las salidas de Raúl y Mumbrú no fueron agradables. La de Hervelle, de hecho, está siendo traumática. Pero el resultado es indiscutible:

Velickovic no es ningún Marko Tomas en potencia. A la puntería exterior que conocíamos por el Eurobasket suma una batería de finísimos movimientos al poste. Un alarde de fundamentos y versatilidad. Messina ha tomado como un reto personal convertirle en el mejor 4 de Europa. Por lo que ya es y por lo que será, fue una suerte para el Madrid no poder fichar a los carísimos Matijaz Smodis o Terence Morris.

Lavrinovic, ‘el gemelo malo’, al que en este blog bautizamos como ‘Troncovrinovic’, resulta que de tronco no tiene nada. Su estelar rendimiento supera las expectativas más optimistas y, tras un mes de competición, ya no puede calificarse de casualidad o fortuna. Medias de 17 puntos y 22 de valoración en los 7 partidos entre ACB y Euroliga.
Garbajosa no está tan acabado como suponíamos. Su rendimiento no vale el sueldo que cobra, cierto. Pero es más que el lisiado fallatriples con pasaporte español que vaticinamos desde esta tribuna. Sus estadísticas no hacen justicia a su aportación al engranaje blanco, especialmente relevante con Felipe de baja. Su visión de juego en el poste alto, sus robos de balón o sus triples (más o menos ocasionales) crean un gran desequilibrio táctico en la retaguardia rival.
Kaukenas no es un pollo sin cabeza, más bien peca de timidez en ataque (quien lo diría), apocopado tras la alargada sombra de Bullock, eternamente joven. Aporta defensa, experiencia y solidaridad. Su profesionalidad contagiosa es un ejemplo para los más jóvenes (Llull). Además, actuaciones como las de Sevilla o Moscú (23 y 22 puntos) demuestran que se acuerda de anotar si la circustancia lo requiere. El recambio de garantías para Bullock que Marko Tomas nunca fue.
Hansen, que arrastra problemas físicos, aún no ha encontrado el punto de forma. Ayuda en la circulación exterior y en defensa (ingrata labor, siempre en inferioridad física ante los aleros rivales). Pero sus % de tiro son muy pobres. Mejorarán, sin duda.

Vidal comenzó perdido en el Madrid, como desubicado tras un traspaso inesperado. Pero tiene alma de superviviente. Todas sus temporadas en el TAU las comenzó en el fondo del banquillo, sin un rol definido. Despreciado, en cierto modo, por su apariencia endeble y su estilo desgarbado. Y todas las temporadas se creó un espacio, justificando minutos y responsabilidades. Así está siendo su historia también en Madrid, precipitada, dicho sea de paso, por el mal momento del otro ‘alero’, Hansen.
Prigioni es tan bueno como se le suponía. Mirando el patio del vecino, quizá hasta un poco mejor, dada la pobre campaña en el Barça de Ricky Rubio, el que pudo haber sido y no fue. Con la vista en el horizonte, dos cosas espera el Madrid de Prigioni: que meta las canastas calientes y que enseñe a Llull a ser base. Dos años tiene de plazo.
El contrapunto a esta lista lo pone Dasic, único alero alto de la plantilla. Demasiado tierno para un equipo tan maduro al que se exigen resultados inmediatos. Cuando llegue un bache de resultados (que llegará), el Madrid se planteará bajarle al filial y fichar a un alero alto, gastando la plaza de extracomunitario que sigue libre. El hándicap de kilos y centímetros en el puesto de alero podría costar batallas reñidas, que son las que culminan las guerras.